Leí el texto completo de esta fábula cuando mi profesora de Idioma Español me asignó su lectura. Jamás olvidé las opiniones del buey y el perro, la actitud paternalista del león cuando por fin encontró al hombre y, por supuesto, cómo el débil humano lo engañó para que quedara atrapado.

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Hoy quiero compartir con ustedes los resultados de mi nueva lectura, que ya no fue realizada con los ojos impresionables de los 12 años, sino con unos más maduros y un poco más de atención.

El texto fue escrito por Fray Matías de Córdova, fraile dominico que nació España en 1768, y aunque fue reconocido en los círculos literarios como escritor, no se le dio crédito en vida por su obra.

Su composición combina el estilo clásico (verso) y el neoclásico (narrativa), en el formato de fábula (género en donde los animales hablan y actúan con características de los seres humanos y busca dejar al lector una enseñanza) y es el conducto perfecto para difundir las ideas didácticas de la Ilustración. Este texto corresponde a la literatura guatemalteca.

En la primera parte del texto se habla del cuidado que la madre tenía con el león, se refleja la dignidad que debe buscar el linaje humano y que los ideales del hombre perfecto deben ser nobleza de corazón, fuerza física, inteligencia y razón.

El buey, el caballo y el perro tienen opiniones un tanto discrepantes pero que convergen acerca del hombre: se habla de un ser ingrato que malpaga los favores de quienes le sirven, tratando de sacar el mayor provecho de este debido a su ambición.

El caballo se refiere al hombre como un ser belicoso que se sirve de la lealtad de sus súbditos para guerrear constantemente. El perro lo señala como implacable, aquel que es riguroso y severo, sin compasión ni aprecio por aquellos que están a su lado por fidelidad y amor.

Hay varias moralejas que se presentan en la fábula del religioso dominico, entre ellas que los hijos deben seguir las enseñanzas de los padres; que las apariencias engañan; que la ingenuidad es un obstáculo para conseguir los objetivos, pero lo más importante es la clemencia, es decir ser bueno con los demás.

Y, aunque fue escrita a finales del siglo XVIII, su vigencia perdura hasta nuestros días, pues la clemencia [bondad, dulzura o misericordia] es una cualidad de la razón [inteligencia] y la nobleza [dignidad o caballerocidad] que existe por naturaleza en el ser humano.

Por ello, aunque el hombre tenga defectos o pueda desarrollarlos debido a la falta de educación o no haber sido tratado con bondad [lo que se podría comparar con tener «tener una vida difícil»] sí puede perfeccionarse y llegar a ser un buen ser humano para tomar su lugar superior en la naturaleza.

Aunque el texto fue escrito por un fraile, las ideas religiosas no están explicitas, sin embargo podría deducirse que se esboza una especie de deísmo el cual se representa en el ordenamiento de la naturaleza y la supremacía de la razón sobre todas las cosas, contenida precisamente en el hombre, cuya superioridad queda ampliamente demostrada en el transcurso de la fábula, tal como en la Biblia el hombre es el ser creado por Dios y designado para gobernar la Tierra.

En estos tiempos cuando muchos hablan de los valores morales y las buenas costumbres, la fábula de Fray Matías de Córdoba nos recuerda que el hombre que no se educa, que no busca el conocimiento y que fue educado sin bondad, fácilmente desarrolla oscuros sentimientos que le inclinan a dominar a su prójimo y abusar de él.