Edgar Allan Poe es reconocido por haber creado la versión de lo que hoy conocemos como cuento. Fue un escritor prolífico y su temática principal es el miedo a hechos urbanos, un tema poco explorado antes de su obra.

Nació en Estados Unidos y su vida se vio pronto marcada por la tragedia al morir sus padres. Una pareja adinerada lo educó, pero no estaba de acuerdo con que se dedicara a la literatura.

Aunque tuvo una vida desordenada, fue educado en la fe cristiana y su obra está salpicada de ideas provenientes de la religión.

El escritor estadounidense murió a los 40 años, pero su obra es reconocida por haber sido innovadora en su época. Entre sus cuentos más destacados se encuentra “La caída de la casa de Usher”, “El gato negro” y “El barril del amontillado”.

Este cuento de terror fue publicado por primera vez en el periódico literario “The Pioneer” en enero de 1843, bajo el título «El corazón delator».

Es un texto literario interesante para su análisis, su lectura es trepidante por varios motivos: el final está expuesto desde el inicio, no ahonda en detalles y el relato aumenta su intensidad conforme avanza.

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Análisis

En una columna periodística publicada por Allan Poe en la que habla sobre la forma en que organiza sus ideas al escribir un cuento, indica que es mejor iniciar por el final y luego encontrar las acciones más adecuadas que conduzcan el relato.

Tal vez por ello, el texto inicia contando el final. No se mencionan los nombres de los personajes. El protagonista es también quien cuenta los hechos, el otro personaje es un viejo que resulta ser la víctima del narrador. Todo inicia una semana antes del vil asesinato del viejo.

El narrador afirma que no está loco y explica que no cometió el crimen por dinero, que tampoco fue una venganza, sino debido al miedo que le provocaba ser observado por el ojo del anciano.

Al analizar al personaje principal, pueden identificarse tres motivos que lo impulsan: a) La insistencia por demostrar que no está loco b) La desesperación por sentirse observado c) El miedo que se transforma en ira y violencia.

El narrador explica los hechos desde su punto de vista, pero si tratamos de imaginar al protagonista observándolo desde el exterior, resulta evidente que su paciencia al vigilar al viejo es más bien parecida a una obsesión, su supuesta alegría y normalidad (él afirma que se ríe) podría considerarse desequilibrio psicológico y la agudeza de sus sentidos, como paranoia.

Por ello, este cuento estadounidense confirma a su autor, Edgar Allan Poe, como un pionero del uso de las características psicológicas de los personajes.

Los símbolos

La narración en primera persona en este cuento hace que no se den demasiados detalles, no se conocen los nombres de los personajes, sus ocupaciones, su relación o por qué circunstancias se encuentran en la misma casa.

Sin embargo, resaltan algunos elementos que al analizarse como símbolos pueden aportar sentido a la narración.

  • El ojo

El narrador indica que ama al viejo, es decir, no lo odia sino a su ojo. Es posible relacionar el ojo con la espiritualidad, la sabiduría y el bien, la visión y la protección contra la envidia. Sin embargo, es interesante recordar que el cristianismo considera al ojo como una “ventana hacia el alma”.

  • El buitre

El narrador indica que el ojo del hombre es azul y velado el de un buitre. Este animal tiene distintos significados, entre ellos la dedicación a la familia, limpieza y reencarnación y la muerte, la destrucción y la culpa. Para el cristianismo simboliza el juicio, la vergüenza y una condición espiritual enferma.

  • El corazón

Este órgano o más bien su latir podría relacionarse con la vida o la muerte, pero también con los sentimientos, la maldad o la bondad y el amor. En este caso actúa como un sonido que tortura al protagonista y lo hace llegar a la desesperación. En la Biblia se enseña que «de la abundancia del corazón, habla la boca».

Conclusión

Debe recordarse que aunque nació en Estados Unidos, Allan Poe se educó en Inglaterra, en donde aprendió la escuela de la literatura gótica. No se puede adjudicar todos los simbolismos al cristianismo, pero sí a una mente retorcida.

El narrador va presentando el relato y trata de explicar sus acciones con base en su desesperación y miedo, sin embargo, si el cuento se lee como una proyección de su condición psicológica, podría pensarse que por alguna razón sentía que su verdadera naturaleza quedaba descubierta ante la mirada del viejo y que aunque luchaba por ocultarlo, estaba consiente de la locura que lo invadía. Su respuesta ante estos hechos lo llevaba a sentirse enojado y reaccionar con violencia.

Podría pensar que el latido del corazón que tanto lo atormentaba no era precisamente del del viejo, que ya estaba muerto, sino bien podría ser su propio corazón marcando su culpa.